Identidad Digital, ¿qué es y por qué es tan importante?

Identidad Digital, ¿qué es y por qué es tan importante?

La identidad digital, que también se conoce como identidad 2.0, es todo lo que nos identifica en el entorno online. Una identidad digital, como su contraparte humana, se compone de características o datos sobre un individuo u organización.

Por definición, este concepto engloba todas las acciones que nos identifican en Internet: fotos que publicamos o en las que nos etiquetan, comentarios, likes, retweets, posts, incluye nuestras fotos, datos bancarios, preferencias a la hora de comprar y peticiones online que firmamos. Este tipo de acciones online crean una reputación digital, una opinión que los demás se forman acerca de nosotros con lo que ven publicado.

En términos más sencillos, es la versión en internet de la identidad física de una persona. Todo esto hace que sea un concepto complejo y difícil de controlar. ¿Quién regula el uso de la identidad digital de las personas?

Todo este conjunto de acciones online contribuyen a formar la percepción que los demás tienen sobre cada uno de nosotros, a medida que Internet va creciendo, nuestra identidad digital se ve cada vez más expuesta. Solo observemos la cantidad de actividades que realizamos de forma digital y todos los servicios a los que accedemos con frecuencia: compras, operaciones bancarias, suscripciones, etc. Este avance requiere garantizar la seguridad de nuestra identidad digital y nuestra privacidad.

CARACTERÍSTICAS

El término ‘identidad digital’ empieza a acuñarse en la década de 1990 con la introducción de los ordenadores personales, aunque son Internet, las redes sociales y los dispositivos móviles los que lo han impulsado al aportar conexiones, relaciones y los sensores que permiten su construcción de forma socializada, colaborativa y ubicua.

A diferencia de otros momentos, la información está digitalizada, es accesible y tiene una persistencia muy elevada, lo cual está facilitando el desarrollo de aplicaciones que permiten encontrar, relacionar y medir aspectos como la influencia, la reputación o la visibilidad.

Aquí algunas características:

Es social: se construye navegando por las redes sociales a partir del reconocimiento de los demás, sin ni siquiera comprobar si esa identidad es real o no.

Es indirecta: puesto que no permite conocer a la persona directamente, sino únicamente las referencias publicadas sobre ella en el ámbito online.

Es subjetiva: depende de cómo el resto de usuarios perciban a esa persona a través de las informaciones que ella misma ha generado.

Es compuesta: ya que se construye a través de las aportaciones de la misma persona, pero también de las de otras personas sin necesidad de contar con su consentimiento.

Es valiosa: en numerosas ocasiones se investiga la información disponible de un/a candidato/a en redes sociales por parte de las empresas para tomar decisiones, por ejemplo.

Es real: nuestra información digital puede producir efectos positivos y negativos en el mundo real.

Es contextual: es importante valorar la necesidad o no de mantener identidades separadas en función del contexto, ya que la divulgación de información en un contexto erróneo puede tener un impacto negativo en nuestra identidad digital.

Es dinámica: siempre está en constante cambio o modificación.

Estamos inmersos en un proceso de digitalización sin precedentes, donde cada vez es más importante lo que se encuentra y se dice sobre nuestra persona en Internet a la hora de tomar decisiones que pueden ser trascendentales para la vida personal, social y profesional. Decisiones que se tomarán, en muchos casos, sin darnos ninguna oportunidad de interlocución personal con aquel que debe tomarlas.

¡Las computadoras ahora pueden mediar en las relaciones gracias a las identidades digitales! Además, el uso de identidades digitales se ha vuelto tan común que muchas discusiones ahora se refieren a la identidad digital como la colección completa de información generada por la actividad en línea de una persona.

Sin duda un gran avance, pero también supone retos importantes en cuanto a la seguridad de nuestra identidad digital y a la privacidad de nuestros datos personales en la red.