Melanie Perkins: la joven que soñó con cambiar el diseño y terminó cambiándolo todo

Algunas revoluciones comienzan con gritos.
Otras comienzan en el silencio de una idea sencilla.

Cuando Melanie Perkins enseñaba diseño gráfico en su universidad en Perth, Australia, no buscaba crear una compañía global. Solo quería algo más simple.
Algo menos intimidante.
Algo que le dijera al mundo: crear es para todos.

En un rincón olvidado del mapa tecnológico, lejos de Silicon Valley, empezó una historia que cambiaría para siempre la manera en que entendemos el diseño.

Esta no es la historia de un éxito inmediato.
Es la historia de la persistencia.
De los “no” transformados en “sí”.
De una joven que creyó que las cosas podían ser más accesibles, y que no descansó hasta hacerlo realidad.

Un principio pequeño, una visión enorme

Melanie Perkins nació en Perth, en 1987.
De madre filipina y padre australiano, creció rodeada de la diversidad de dos culturas y la simplicidad de una ciudad tranquila.

A los 14 años, mientras otros adolescentes soñaban con fiestas, Melanie vendía bufandas tejidas a mano en los mercados locales.
El emprendimiento no era para ella una ambición, sino una forma natural de mirar el mundo: ver oportunidades donde otros veían obstáculos.

Su primer encuentro con la frustración creativa llegó en la universidad. Enseñaba a otros estudiantes a usar programas de diseño profesional, pero una y otra vez veía la misma expresión de derrota: demasiadas herramientas, demasiadas reglas, demasiada distancia entre la idea y la ejecución.

Fue entonces cuando pensó:
¿Y si diseñar pudiera ser tan fácil como arrastrar y soltar?

Fusion Books: la primera chispa

A los 19 años, Melanie, junto a su entonces novio Cliff Obrecht, decidió hacer algo pequeño:
crear una plataforma para que los colegios pudieran diseñar sus propios anuarios de manera sencilla.

Así nació Fusion Books.

Carrusel de Imágenes Melanie Perkins

Trabajando desde el living de su casa, gestionando ventas, diseño y producción manualmente, Fusion Books empezó a crecer.
Primero en Australia. Luego en Nueva Zelanda y Francia.

Pero más allá del éxito inicial, había algo más grande gestándose:
la certeza de que el mundo estaba listo para una revolución en el diseño.

Soñar a lo grande, caer mil veces, volver a levantarse

Decidida a expandir su visión, Melanie se lanzó a buscar inversión internacional.

El camino fue brutal.

Pitch tras pitch, inversor tras inversor, más de 100 rechazos.
Algunos no creían en el proyecto. Otros no creían en ella.
Una joven australiana, sin contactos en Silicon Valley, intentando romper un mercado dominado por gigantes.

Pero Melanie no buscaba permiso. Buscaba una oportunidad.

Finalmente, tras años de esfuerzo, conoció a Bill Tai, un inversor que creyó en su idea.


Luego, sumó a Cameron Adams, un ex ingeniero de Google, que aportó la experiencia técnica necesaria para construir lo que sería el corazón de Canva.

En 2013, después de más de cinco años de lucha, Canva fue lanzado oficialmente.

Canva: hacer el diseño posible para todos

Desde el primer día, Canva tenía algo distinto.

No era una herramienta para diseñadores profesionales.
Era para cualquiera que tuviera algo que decir, algo que crear, algo que compartir.

En su primer año, Canva alcanzó más de 750,000 usuarios.
Diez años después, supera los 100 millones en todo el mundo.

Canva no solo democratizó el diseño.
Democratizó la creatividad.
Dio voz visual a profesores, estudiantes, emprendedores, pequeñas ONGs, y soñadores que antes pensaban que el diseño era solo para unos pocos.

Melanie Perkins hoy: un liderazgo que no se olvida de dónde viene

A pesar de su éxito —y de ser una de las pocas mujeres en liderar una startup valorada en más de 40 mil millones de dólares— Melanie sigue mostrando la misma humildad con la que empezó.

Junto a Cliff, ahora su esposo, ha prometido donar la mayor parte de su fortuna a causas sociales.
En Canva, impulsa una cultura de trabajo basada en la inclusión, la empatía y la simplicidad.

Su lucha no solo fue construir una empresa exitosa.
Fue abrir caminos.
Mostrar que otro modelo de liderazgo es posible: uno que no se basa en gritar más fuerte, sino en escuchar mejor.

Curiosidades que pintan la verdadera historia

  • Fusion Books, su primer emprendimiento, aún sigue funcionando hoy.
  • El unicornio es el símbolo no oficial de Canva —un guiño divertido a su crecimiento meteórico.
  • Melanie trabajó durante más de seis años antes de conseguir su primera ronda fuerte de inversión.
  • Cuando lanzó Canva, tenía apenas 26 años.

Conclusion

Diseñando Posibilidades

Melanie Perkins no solo diseñó una empresa.
Diseñó una posibilidad.

Hoy, cada presentación, cada logo, cada historia creada en Canva lleva consigo un eco de su sueño: que la creatividad sea un derecho, no un privilegio.

Cosas tan elegantes y accesibles como este diseño son justamente lo que Canva nos permite crear, de manera sencilla.